49. No se cansa el hombre de pedir el bien, pero, si sufre un mal, se desanima, se desespera.
50. Si le hacemos gustar una misericordia venida de Nosotros, luego de haber sufrido una desgracia, dirá de seguro: «Esto es algo que se me debe. Y no creo que ocurra la Hora. Pero, si se me devolviera a mi Señor, tendría junto a Él lo mejor». Ya informaremos a los infieles, sí, de lo que hacían y les haremos gustar, sí, un duro castigo.
51. Cuando agraciamos al hombre, éste se desvía y se aleja. Pero, si sufre un mal, no para de invocar.
Corán, 41.