101. Cuando se les presentó el Mensajero de Dios corroborando lo que ya se les había revelado [la Torá], algunos se rebelaron contra el Libro de Dios como si no supieran [lo que contenía].
102. Pero sí seguían lo que recitaban los demonios durante el reinado de Salomón. Sepan que Salomón no cayó en la incredulidad33, sino que fueron los demonios quienes enseñaron a la gente la hechicería y la magia que transmitieron los ángeles Harút y Marút en Babilonia. Ellos no le enseñaban a nadie sin antes advertirle: “Nosotros somos una tentación, no caigan en la incredulidad”. A pesar de la advertencia, aprendieron de ellos cómo separar al hombre de su esposa, aunque no podían perjudicar a nadie sin el permiso de Dios. Lo que aprendían los perjudicaba y no los beneficiaba. Pero los hijos de Israel sabían que quien practicara la hechicería no tendría éxito en la otra
vida. ¡Qué mal vendieron sus almas! Si supieran.
Corán, 2.