«¿Acaso no reparas [¡Oh, Muhámmad!] en aquel que sigue sus pasiones como si estas fueran una divinidad? Allah decretó por Su conocimiento divino que se extraviaría, y por ello selló sus oídos y su corazón, y puso un velo sobre sus ojos [y no pudo oír, ver ni comprender la Verdad]. Nadie podrá guiarle después que Allah lo extravió. ¿Acaso no recapacitáis?»
Corán, 45, 23.