«La piedad no estriba en que
volváis vuestro rostro hacia el Oriente
o hacia el Occidente, sino en creer en
Alá y en el último Día, en los ángeles,
en la Escritura y en los profetas, en
dar de la hacienda, por mucho amor
que se le tenga, a los parientes,
huérfanos, necesitados, viajero,
mendigos y esclavos, en hacer la
azalá y dar el azaque, en cumplir con
los compromisos contraídos, en ser
pacientes en el infortunio, en la
aflicción y en tiempo de peligro. ¡Ésos
son los hombres sinceros, ésos los
temerosos de Alá!»
Corán, 2, 177.