El hombre tiene [ángeles] custodios por delante y por detrás, que lo protegen por orden de Dios. Dios no cambiará la condición de un pueblo mientras este no cambie lo que en sí tiene. Y si Dios decreta el mal para un pueblo, no existe nada que lo pueda impedir, y no tendrán fuera de Él protector alguno.
Corán, 13, 11.